A pesar de que hace un dos meses, más o menos, empezó el sagrado programa de contingencia ambiental, no acabamos de entenderle.
Hace dos domingos estrenaron la contingencia dominical. Mi hermano sacó su camioneta para pasear con su esposa y ¡zas! ¡que lo paran! junto con otros ocho autos porque tenía la placa roja o algo así. Los tenían a todos alineados en un gran operativo digno de la captura del Chapo -aunque realmente mejor, porque al Chapo lo pescaron dos tristes patrulleros de puro churro.
De entrada le pidieron tres mil pesos, explicándole que si hacía cuentas, el costo y desgaste sería mayor y seguramente él era una persona razonable e inteligente. Al final de la discusión, y con mi hermano no es fácil discutir, le bajaron mil pesos por derecho de paso y le dieron una contraseña para que se regresara a su casa, como con visa de tarado y mordido. El coraje no fue poco, porque comprendió, a ese precio, varias cosas:
--Que la medida es estúpida y está mal comunicada, especialmente en domingo. De hecho, un primo que estaba en Valle de Bravo no llegó a una reunión porque tendría que haber salido a las 4 de la mañana o calcular no llegar antes de las 10 de la noche a la caseta de la CDMX (y ya para qué). También podrían pescar a muchas niñas fresas que salieron con el novio a tomar un helado y, en realidad, estaban en Cuernavaca (no se vale).
--Que las multas no se hicieron para cobrarse sino para subir el monto de las mordidas de estos micro-delincuentes disfrazados de patrulleros.
--Que ni Pacchiano (el salido de ninguna parte y ahora titular de Semarnat) ni Pedro Joaquín Coldwell (Magnate de Cozumel y ex-Secretario de Turismo) ni Mancera ni ese de la CAME (cuyo nombre no recuerdo), saben ni pizca de problemas ambientales, como no sea organizar fiestas de mucho ambiente.
--Que nada ha cambiado en este país desde que teníamos a Jolopo y Durazo, dos ejemplares funcionarios que hicieron escuela y pusieron el nombre de México en las mayores alturas del desprestigio internacional.
De todos modos, algo de multas llegarán hasta arriba, porque no creo que no fluyan hacia el autor de tan brillantes medidas.
Por cierto, en el noticiero radiofónico de medio día el ya legendario "teacher" mencionó que Soriana otorgó el perdón y, por tanto, la liberación a un adolescente con retraso mental que se había robado dos manzanas y un refresco, todo con un valor de veintiún pesos, razón por la cual el Ministerio Público lo encerró en una celda preventiva. ¡Híjoles!¡Qué bueno que los patrulleros que le robaron mil pesos a mi hermano no cayeron en manos de los ejecutivos de Soriana, porque quizá los hubieran mandado a la silla eléctrica!
Me acordé de ese interesante anuncio de algún partido patito, donde hablan del niño que se robó un pan, en contraste con el diputado que se robó millones. El anuncio es muy bueno, lo malo es que no recuerdo quien lo puso, porque ningún partido se reconoce por una filosofía es más, todos se caracterizan por querer impresionarnos con sus brillantes ideas, las que, realmente, generan sus publicistas en tiempos de campaña.
El hecho es que los narcos cobran derecho de piso y los policías, de paso.
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